sábado, 30 de abril de 2011

Mi ausencia...

Lo que en verdad queda de mí
es justamente eso: mi ausencia.

Ted Hughes



Al igual que Jonh Cage opina que “...el arte es una especie de estación experimental...”, añadiríamos que no tanto como la vida misma. Y ahí fluctuamos quienes nos emperramos en des-tejer pruebas creativas. En expandir rupturas entre el arte y la vida. Reaccionar al mundo oferta una de esas consecuencias: El arte. La vida no hace otra cosa que avivar el conflicto. El vacío late inalcanzable. Quizá por ello, sin propósitos de significados, no alcanzamos a cerrar la herida. “...El texto no puede contar nada; se lleva mi cuerpo a otra parte, lejos de mi persona imaginaria, hacia una suerte de lengua sin memoria...” dice Roland Barthes. De ahí que (no solo) la acción corporal, o la performance, acuda, incondicionalmente, a fundamentar mis narraciones. Aunque “...mostrar el propio rostro no es garantía de estar allí...”, como bien explica Estrella de Diego afirmando que “...cada proyecto autobiográfico implica la ausencia de lo que somos ahora. De lo que estamos siendo mientras relatamos. En el proyecto autobiográfico el propio cuerpo, la imagen que reconocemos como <>, ha salido del encuadre...”, porque sabe que “...escribir sobre uno mismo es cada vez desdoblarse y hablar de los otros...”. Y viceversa. Tantas veces, alumbrar un pensamiento tiene mucho que ver con la pérdida, como una cuestión perpetua que nos hace seguir excavando desde las sombras. Y tener que eludir las desapariciones no hace sino empeorar tal empecinamiento por las raíces. Y seguir escarbando. Así continuamos en el proceso creativo. No queda otra. Aspirando a cumplir con los deseos de Alejandra Pizarnik: “...ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo...”. Pero no somos sólo carne. ¿Quién acecha, entonces, nuestra memoria? Sin imaginar-nos no existimos, aunque no nos veamos sino fragmentados en interferencias de recuerdos. Por ello Marián López relaciona “...el porqué de la imagen como reemplazo de lo inexistente, del acto de crear contra el acto de desaparecer...”, concluyendo que “...a través de los modos de sostener la pérdida, todos los textos hablan de cuerpo, porque hablan de arte, y hablan de muerte, porque hablan de vida...”.


M. Nieves Cáceres